lunes, 23 de febrero de 2009

Turista accidental en Arabia

Hay gente que en lugar de unas relajantes vacaciones prefiere hacer turismo de aventura: trekking, descenso de barrancos, rafting, safaris, etc. En esta ocasión, como vacaciones de aventura yo elegí irme unos días en solitario por tierras sauditas y éste es el relato de lo acontecido, necesitarás un buen rato libre para leerlo completo.

DIA 1: Riad - Yanbu
Mi primera etapa me llevaría hasta Yanbu, una localidad en la costa del Mar Rojo, en un vuelo de 1h25' con la línea aérea nacional: Saudi Airlines. Era la primera vez que visitaba la terminal doméstica del aeropuerto de Riad pero no me encontré con nada que no hubiera visto antes salvo más aglomeración de gente, así que tras aplicar las básicas reglas de hacer cola en Arabia (evitar filas repletas de indios y paquis) conseguí mi tarjeta de embarque impresa en una hoja de papel, no sin antes volver a confirmar que el saudita de bien nunca transporta sus maletas por sí mismo aunque disponga de cómodas ruedas, sino que existe una legión de pakis que se encarga de llevar las maletas desde el coche hasta el mismo mostrador de check-in.

La mayor parte del pasaje del avión eran sauditas, así que durante el aterrizaje en Yanbu observé el típico espectáculo: mensajes de móvil cuando el avión aún está descendiendo, llamadas cuando aún se encuentra en pista y algunos hasta se levantaron, recogieron sus bolsos de mano y se fueron hacia la puerta con sus niños cuando aún no habíamos parado en la terminal. Ninguna azafata china o filipina iba a conseguir que un saudita cumpliera las normas de aviación internacional.

El trayecto al hotel fue rápido, así que antes de irme a dormir recogí el coche de alquiler que había reservado allí, un Chevrolet Optra de 106cv con transmisión manual. El tipo que me atendió me preguntó si quería el coche con transmisión automática, ¿es que no había leído los datos de mi reserva? Alá me estaba enviando un mensaje a través de aquel empleado indio de la empresa de alquiler, mensaje que yo no supe interpretar.

DIA 2: Yanbu - Al Ula
Pocos días antes de mi viaje había contactado con una tienda local para intentar contratar una excursión de buceo en el Mar Rojo. El de la tienda me comentó que a las 07:30 del jueves un bote saldría de un puerto cercano con otros buceadores a bordo y que todo el equipo necesario estaría allí esperándome. Sorprendentemente, todo ocurrió tal y como me había prometido así que poco después me encontraba en el barco con el capitán, un amigo suyo y un ingeniero químico de Malasia que sería mi ´buddy´o compañero de buceo aquella mañana. El capitán nos llevó a una zona donde el fondo marino se encontraba a unos 20 metros de profundidad y en el que se había formado un arrecife de coral que llegaba hasta la superficie. Describir con palabras esa experiencia de buceo es difícil, tan sólo puedo comentar que la transparencia de las aguas del Mar Rojo hacía que pudieses ver a más de 20 metros de distancia y que el malasio y yo disfrutamos como unos niños pequeños observando los corales y los cientos de peces de variados colores, tamaños y formas que nos rodeaban.

Tras regresar a puerto con el buen sabor de boca, rápidamente emprendí el recorrido que me llevaría hasta Al Ula, localidad en el interior de la región de Tabuk y donde había reservado una noche de hotel para visitar las ruinas de Mada'in Saleh al día siguiente. Según el mapa, una carretera conectaba ambas localidades, pero no todo fue tan fácil como pensaba por dos motivos: la mitad de los carteles estaban escritos en árabe y en cuanto a la otra mitad, resulta que los carteles en Arabia casi nunca indican la localidad de destino, sino que sólo te ponen el pueblo siguiente que encontrarás en la carretera. Paré en una gasolinera para respostar dos eurillos (que dio para 16 litros de gasolina) y pregunté al personal local. Nadie hablaba inglés y todos me miraron extrañados. Tras dos horas más de conducción llegué a un pueblo donde la carretera se acababa, de nuevo no encontré a nadie que hablara una palabra de inglés. Volviendo sobre mis pasos, encontré una señal que llevaba a una localidad de la costa, así que fue el momento de decidir: seguir el camino de la costa (casi el doble de kilómetros) o continuar buscando el camino interior a la desesperada. Elegí la primera opción, así que poco a poco los kilómetros fueron cayendo y el cielo oscureció completamente cuando aún me quedaba un centenar de kilómetros.

Por si eso no fuera poco, cuando ya casi estaba apunto de alcanzar el pueblo de Al Ula, la palanca de cambio de mi Chevrolet decidió salirse de la caja. Si se hubiera quedado en primera, segunda o tercera, habría sido imposible circular por la carretera, si se hubiera quedado en quinta, hubiera sido imposible acelerar. La caja de cambios se quedó anclada en la cuarta marcha, y aquello fue el principio de una larga amistad entre el pedal del embrague y mi pierna izquierda. Podría haber llamado a la empresa de alquiler y haber esperado un día o más a que vinieran a rescatarme rompiendo todos mis planes de viaje, pero tomé aquella casualidad sobre la cuarta marcha como una señal de Alá para que continuase mi camino. Aquella contingencia supuso unas cuantas nuevas reglas en mi viaje:
  1. tener cuidado de no aparcar en bateria (ir marcha atrás consistía en sacar medio cuerpo fuera del coche, pisar el embrague con la pierna derecha, el asfalto con la pierna izquierda y hacer fuerza)
  2. la aceleración en los semáforos se convirtió en bastante ridícula
  3. rezar por no quedarme parado cuesta arriba
  4. no pasar de 100 km/h en carretera y aguantar 4000 rpm a esa velocidad
  5. un incremento en el consumo de combustible, aunque teniendo en cuenta que con 5 euros llenaba el depósito, tampoco suponía mayor problema
Finalmente conseguí llegar al ansiado hotel preguntándome qué más cosas podrían sucederme y si habría sido una buena idea el hacer este viaje.

DIA 3: Mada'in Saleh - Al Wajh
Hace tiempo ya conté la historia de los Nabateos y de las ruinas de Mada'in Saleh y el porqué de mi interés por visitar este yacimiento arqueológico. La forma más fácil de visitarlo es contactar con uno de los dos hoteles de Al Ula: el Arac Hotel Al-Ula o el Mada'in Saleh Hotel. Ambos organizan visitas guiadas pero únicamente para grupos y aquel día no había ningún grupo disponible al que poder unirme. Para visitar Mada'in Saleh es necesario solicitar un permiso a las autoridades locales con al menos dos semanas de antelación. Este permiso se puede solicitar en el Museo Histórico Nacional de Riad o bien a través de los anteriores hoteles.

Con el permiso amablemente gestionado por el hotel Arac, me dirigí a la entrada al yacimiento, que se encuentra a 22 kilómetros de Al-Ula. El vigilante de la entrada no hablaba inglés (para variar) y tras varios intentos de hacernos entender y de mostrarle todos los papeles de los que disponía me dejó pasar. El recorrido consiste en una carretera no asfaltada que te lleva por todos los puntos de interés, bastante diferente a Petra en el que debes ir preparado para andar durante todo el día. No puedo decir que sea más o menos espectacular porque es muy distinto, aunque he aquí unas pocas fotos para el que quiera comparar. Yo quedé bastante satisfecho de haber llegado hasta allí a pesar de las dificultades del camino.





A medio día emprendí camino de nuevo hacia la costa del Mar Rojo. Mi plan para los siguientes dos días era descansar disfrutando del Sol y de las playas sauditas. El tener la velocidad del vehículo limitada me permitió fijarme en el espectacular paisaje de montañas rocosas y desierto, además de los destartalados pueblos que aparecían en la carretera de vez en cuando. La conducción por aquellas carreteras me resultó mucho más fácil de lo que me esperaba ya que no me encontré a tanto saudita suicida como por las calles de Riad. Quitando la conducción bajos los efectos del alcohol como causa de accidente (aunque haberlos, haylos y si te pillan en ese caso y no has fallecido en el accidente ya puedes prepararte a pasar el resto de tus días en la cárcel), las dos causas principales de accidentes de tráfico en Arabia son la ya mencionada tendencia al suicidio de algunos jóvenes sin otro objetivo en la vida y el cruce de camellos en la carretera, por lo que nunca debes distraer tu mirada de la carretera.











Sin mayores contratiempos llegué al pueblo costero de Al Wajh, contento de mis habilidades de conducción en cuarta.

DIA 4: Al Wajh, Umluj, Yanbu
Algo en mi visita a Mada'in Saleh tuvo que enfurecer a Alá porque ya desde el día anterior me envió nubes y fuertes vientos, que hicieron imposible pasar un agradable día en la playa. Además el Al Wajh Beach Hotel era mucho más cutre de lo que me esperaba y por si eso fuera poco, en muchos de los pueblos costeros de Arabia la playa es sinónimo de escombrero, así que no dudé en cancelar la segunda noche que esperaba quedarme en Al Wajh y volverme a Yanbu.

A mitad de camino paré en otro pueblo costero, Umluj, que también contaba con una zona de playa bastante amplia, aunque algo descuidada.

Mi aventura con el Chevrolet no pudo terminar sin antes conducir bajo una tormenta de arena, que básicamente es lo mismo que conducir con niebla. Para mi sorpresa, el saudita común se muestra bastante respetuoso al volante ante esta inclemencia y reduce la velocidad considerablemente, aspecto que aún no hemos aprendido en España cuando cae la niebla.


DIA 5: Yanbu - Riad
En Yanbu me alojé en el Radisson SAS, no hay nada como una cadena internacional para asegurar una buena calidad en las habitaciones y los servicios del hotel. El único inconveniente que encontré es el recurrente tema de la maldita segregación sexual, según el cual la piscina y gimnasio estaban reservados para mujeres por la mañanas y para hombres por la tardes.

La localidad de Yanbu constituye la segunda ciudad de industrial de todo el país, con una inmensa planta petro química visible a kilómetros de distancia. Una enorme urbanización de casas unifamiliares ha sido construida a su alrededor al estilo de vida americano, donde se alojan los cientos de expatriados que trabajan en la central. Esta zona se conoce con el nombre de Royal Commision y cuenta con una zona de playa que, lástima, ¡es de uso exclusivo para familias!

El concepto de ir a la playa para una familia saudita es el mismo que el de pasar un día de campo para nosotros, salvo que la mujer no se quita la abaya ni el hombre su thob blanco. Nadie se baña en el agua y la familia se limita a jugar, charlar, comer y sembrar la playa de desperdicios. Aunque la entrada al recinto no hubiera estado restringida "no familias", no creo que me hubiera atrevido a mostrar mis pectorales, tomar el Sol y bañarme en las cálidas aguas del Mar Rojo. Sin embargo, delante del hotel encontré una zona de costa con poca arena pero donde al menos sí pude cumplir mi objetivo de tomar el Sol y dedicar unas horas a la lectura, tras lo cual procedí al check-out en el hotel y di por teminadas mis mini vacaciones sauditas.

El vuelo de vuelta me permitió hacer algunas reflexiones sobre las aventuras vividas. El KSA tiene un potencial enorme para el turismo, kilómetros de costa, Sol todo el año, yacimientos arqueológicos impresionantes y muchos atractivos de interés cultural - sin mencionar las ciudades de Meca y Medina, totalmente prohibidas para no musulmantes. Bajo cualquier otra cultura y bajo cualquier otro gobierno (con menos restricciones y más abierto al mundo) la costa del Mar Rojo ya se hubiera poblado de cientos de resorts de lujo al borde de aguas azul turquesa. Mucho tienen que cambiar las cosas para que llegue ese día, que estoy seguro que llegará cuando el dinero deje de brotar del suelo.

Hoy por hoy se puede decir que KSA es un país hostil para el turista occidental más allá del confort de algunos hoteles y resorts que las cadenas internacionales han construido en las principales ciudades (Riad, Jeddah, Damman, Hofuf).

Aún así me quedo con un buen sabor de boca de este viaje sobre todo por haber tenido la oportunidad de bucear en el que para muchos es el mejor sitio de buceo del mundo y por haber podido visitar Mada'in Saleh, patrimonio de la Unesco desde 2008.

2 comentarios:

Penti dijo...

Dani, en cuanto termines el resto de hitos de la lista, mandamos un correo a la embajada con este blog para que te inviten a una fiesta y te dejen terminar la lista ;-)

Por otra parte, visto lo visto, me da la sensación de que vas a acabar volviendo de KSA poniendo "religión musulmana" en el papelito, que las señales de Alá (PBUH si no recuerdo mal) están siendo muchas ;-)

Danience dijo...

Sip, si todo sale según lo previsto, me parece que lo de la embajada es lo único que se me va a quedar en el tintero.

Si tuvieras que escuchar lo grande que es Alá 50 veces al día durante 3 meses, tú también sufrirías la misma transformación, es un soniquete que se te queda en el cerebro.