domingo, 29 de marzo de 2009

Jeddah

Jeddah es la segunda ciudad de Arabia con una población de 3.4 millones de habitantes y una importante actividad comercial. Esta ciudad es el principal puerto de entrada por mar hacia la cercana Meca en época de peregrinación. El pasado fin de semana decidí tomarme un respiro de la capital y visitar esta ciudad, con el principal objetivo de bucear por las aguas del Mar Rojo.

La ciudad en sí misma es tan caótica como Riad, con atascos a cualquier hora del día y por qué no decirlo: fea. Los barrios y edificios se suceden durante kilómetros y lo único llamativo son las esculturas que han construido en las rotondas. Los grandes hoteles que bordean la costa constituyen el punto de encuentro para la comunidad de expatriados occidentales, donde los precios de alojamiento y restauración están al nivel de cualquier ciudad europea o incluso por encima.

Para moverme por la zona alquilé un coche y me encontré con una situación que me resultó familiar. Había reservado un vehículo con transmisión manual pero cuando fui al mostrador del aeropuerto a recogerlo el empleado indio me asignó un coche de transmisión automática, que es lo más habitual por el Middle East. Decidí tomarme en serio los designios de Alá o de su Profeta (PBUH), así que no intenté realizar ningún cambio por lo que pudiera pasar.

La experiencia de conducir por la ciudad fue inolvidable, de nuevo me encontré con carriles que aparte de estar pintados en el asfalto no sirven para otra cosa, cruces imposibles y vehículos haciendo pirulas inimaginables, por ejemplo, aquí es de lo más habitual que si tienes que girar en un semáforo te sitúes en el carril que veas libre, da igual que la calle sea de tres o cuatro carriles, siempre puedes cruzarlos de un lado a otro cuando el semáforo se ponga en verde.

Otra de las experiencias fue la de tener que frenar delante de un saudita que cruzaba tranquilamente una calle de varios carriles levantando la mano para parar el tráfico. Me imagino lo que pasaría por su cabeza... "¡Atropéllame si tienes lo que hay que tener, extranjero de pacotilla!"

Jeddah es un habitual destino de vacaciones para los sauditas. Sin embargo, si alguien tiene la intención de pasar aquí unos tranquilos días de playa y Sol, entonces sólo tiene una opción: alojarse en alguno de los hoteles de cinco estrellas con playa privada. A continuación un par de fotos de dos playas de Jeddah, una es de una playa pública en el centro de la ciudad y otra es de una playa privada de un hotel. Encuentra las siete diferencias.


lunes, 23 de marzo de 2009

Cómo liarse la ghutra a la cabeza

La vestimenta típica saudita se compone del 'thob' o túnica blanca que cubre hasta los tobillos, la 'ghutra', que es el pañuelo de pequeños cuadrados rojos con el que uno se cubre la cabeza y el 'agal', que es una especie de anillo doble negro que se utiliza para sujetar la 'ghutra'. Llevar la cabellera al aire es para un árabe como ir desnudo por la calle, así que es imprescindible llevarla tapada en todo momento. En otros países utilizan gorros o pañuelos de otros estilos y colores, pero aquí lo que más se lleva es la mencionada 'ghutra'. Además tiene sus ventajas como protegerse del Sol y de las tormentas de arena.

Al igual que con los nudos de corbata, uno puede llevar la 'ghutra' con diferentes estilos, voy a comentar los tres más comunes. He utilizado algunos conocidos modelos en las fotos, siento que mis conocimientos de retoque fotográfico no den para más.

El primer lugar está el sencillo, que consiste en doblar la 'ghutra' por la mitad ponértelo en la cabeza y llevarlo al estilo libre, con amplia caída a lo largo de la espalda:















Para los sauditas un poco más sofisticados, el pañuelo se puede recoger un poco de forma que no cubra los hombros y ayude a estilizar la figura. Éste es el modelo más recomendado para los sauditas de baja estatura:



Por último, está el más sofisticado e ideal para los que quieran dar a su vestimenta un aire de distinción. Es como el conocido nudo Windsor de las corbatas aplicado al mundo árabe:


viernes, 13 de marzo de 2009

El bar de Moe

Hacía tiempo que no pasaba un fin de semana en Riad, así que he aprovechado para descansar, tomar el Sol en la piscina y volver a probar lo de conducir en quad por las dunas, no ha estado mal.

Después de una dura semana de trabajo el miércoles por la noche (equivalente al viernes por la noche en nuestras culturas occidentales), después de cenar en un restaurante libanés, nos dirigimos al apartamento de uno de los profesores del colegio del compound, llamémosle Moe para mantener su anonimato.

El apartamento de Moe es bastante pequeño: un salón, un dormitorio, un cuarto de baño y una habitación de no más de 20 metros cuadrados en la que hay montada una barra de bar. Sí, además de dar clases en una prestigiosa institución académica de Riad, Moe dedica sus ratos libres a la fermentación de cerveza y a la destilación de otros tipos de alcoholes. La industria que tiene montada en la cocina es espectacular: bidones de 20 y 50 litros donde la cerveza fermenta durante un par de semanas, y decenas y decenas de botellas de zumo de un litro de capacidad donde la cerveza finaliza su fermentación durante una semana más.

El proceso es bastante rápido y sencillo: añades azúcar y levadura en cerveza sin alcohol (que venden en cualquier supermercado) y pasadas las dos o tres semanas ya tienes cerveza más o menos normal. El truco está en mezclar correctamente las cantidades y si bien no ha sido la mejor cerveza que he probado, desde luego no ha estado nada mal teniendo en cuenta las circunstancias.

martes, 10 de marzo de 2009

Tormenta de arena en Riad

Después de unos fugaces días en Madrid, ya estoy de vuelta por tierras sauditas. Y no he podido tener mejor recibimiento que la primera gran tormenta de arena del 2009. La tormenta ha llegado sin avisar, esta mañana teníamos un día soleado cuando de repente alguien ha avisado en la oficina de lo que se nos venía encima:


Y veinte minutos después, la nube de polvo cubrió toda la ciudad como si fuera una densa niebla de color anaranjado:


Los sauditas, más acostumbrados a esto, no le dieron mayor importancia. Sin embargo muchos de los expatriados, sobre todo indios y pakis, se pusieron una máscara de las que llevan los médicos, así que al salir a la calle parecía que me había metido en un universo paralelo en el que cientos de doctores andaban a mi alrededor.

Las fotos están bien, pero para que viváis la tormenta en todo su esplendor, no os perdáis este vídeo.