lunes, 23 de febrero de 2009

Turista accidental en Arabia

Hay gente que en lugar de unas relajantes vacaciones prefiere hacer turismo de aventura: trekking, descenso de barrancos, rafting, safaris, etc. En esta ocasión, como vacaciones de aventura yo elegí irme unos días en solitario por tierras sauditas y éste es el relato de lo acontecido, necesitarás un buen rato libre para leerlo completo.

DIA 1: Riad - Yanbu
Mi primera etapa me llevaría hasta Yanbu, una localidad en la costa del Mar Rojo, en un vuelo de 1h25' con la línea aérea nacional: Saudi Airlines. Era la primera vez que visitaba la terminal doméstica del aeropuerto de Riad pero no me encontré con nada que no hubiera visto antes salvo más aglomeración de gente, así que tras aplicar las básicas reglas de hacer cola en Arabia (evitar filas repletas de indios y paquis) conseguí mi tarjeta de embarque impresa en una hoja de papel, no sin antes volver a confirmar que el saudita de bien nunca transporta sus maletas por sí mismo aunque disponga de cómodas ruedas, sino que existe una legión de pakis que se encarga de llevar las maletas desde el coche hasta el mismo mostrador de check-in.

La mayor parte del pasaje del avión eran sauditas, así que durante el aterrizaje en Yanbu observé el típico espectáculo: mensajes de móvil cuando el avión aún está descendiendo, llamadas cuando aún se encuentra en pista y algunos hasta se levantaron, recogieron sus bolsos de mano y se fueron hacia la puerta con sus niños cuando aún no habíamos parado en la terminal. Ninguna azafata china o filipina iba a conseguir que un saudita cumpliera las normas de aviación internacional.

El trayecto al hotel fue rápido, así que antes de irme a dormir recogí el coche de alquiler que había reservado allí, un Chevrolet Optra de 106cv con transmisión manual. El tipo que me atendió me preguntó si quería el coche con transmisión automática, ¿es que no había leído los datos de mi reserva? Alá me estaba enviando un mensaje a través de aquel empleado indio de la empresa de alquiler, mensaje que yo no supe interpretar.

DIA 2: Yanbu - Al Ula
Pocos días antes de mi viaje había contactado con una tienda local para intentar contratar una excursión de buceo en el Mar Rojo. El de la tienda me comentó que a las 07:30 del jueves un bote saldría de un puerto cercano con otros buceadores a bordo y que todo el equipo necesario estaría allí esperándome. Sorprendentemente, todo ocurrió tal y como me había prometido así que poco después me encontraba en el barco con el capitán, un amigo suyo y un ingeniero químico de Malasia que sería mi ´buddy´o compañero de buceo aquella mañana. El capitán nos llevó a una zona donde el fondo marino se encontraba a unos 20 metros de profundidad y en el que se había formado un arrecife de coral que llegaba hasta la superficie. Describir con palabras esa experiencia de buceo es difícil, tan sólo puedo comentar que la transparencia de las aguas del Mar Rojo hacía que pudieses ver a más de 20 metros de distancia y que el malasio y yo disfrutamos como unos niños pequeños observando los corales y los cientos de peces de variados colores, tamaños y formas que nos rodeaban.

Tras regresar a puerto con el buen sabor de boca, rápidamente emprendí el recorrido que me llevaría hasta Al Ula, localidad en el interior de la región de Tabuk y donde había reservado una noche de hotel para visitar las ruinas de Mada'in Saleh al día siguiente. Según el mapa, una carretera conectaba ambas localidades, pero no todo fue tan fácil como pensaba por dos motivos: la mitad de los carteles estaban escritos en árabe y en cuanto a la otra mitad, resulta que los carteles en Arabia casi nunca indican la localidad de destino, sino que sólo te ponen el pueblo siguiente que encontrarás en la carretera. Paré en una gasolinera para respostar dos eurillos (que dio para 16 litros de gasolina) y pregunté al personal local. Nadie hablaba inglés y todos me miraron extrañados. Tras dos horas más de conducción llegué a un pueblo donde la carretera se acababa, de nuevo no encontré a nadie que hablara una palabra de inglés. Volviendo sobre mis pasos, encontré una señal que llevaba a una localidad de la costa, así que fue el momento de decidir: seguir el camino de la costa (casi el doble de kilómetros) o continuar buscando el camino interior a la desesperada. Elegí la primera opción, así que poco a poco los kilómetros fueron cayendo y el cielo oscureció completamente cuando aún me quedaba un centenar de kilómetros.

Por si eso no fuera poco, cuando ya casi estaba apunto de alcanzar el pueblo de Al Ula, la palanca de cambio de mi Chevrolet decidió salirse de la caja. Si se hubiera quedado en primera, segunda o tercera, habría sido imposible circular por la carretera, si se hubiera quedado en quinta, hubiera sido imposible acelerar. La caja de cambios se quedó anclada en la cuarta marcha, y aquello fue el principio de una larga amistad entre el pedal del embrague y mi pierna izquierda. Podría haber llamado a la empresa de alquiler y haber esperado un día o más a que vinieran a rescatarme rompiendo todos mis planes de viaje, pero tomé aquella casualidad sobre la cuarta marcha como una señal de Alá para que continuase mi camino. Aquella contingencia supuso unas cuantas nuevas reglas en mi viaje:
  1. tener cuidado de no aparcar en bateria (ir marcha atrás consistía en sacar medio cuerpo fuera del coche, pisar el embrague con la pierna derecha, el asfalto con la pierna izquierda y hacer fuerza)
  2. la aceleración en los semáforos se convirtió en bastante ridícula
  3. rezar por no quedarme parado cuesta arriba
  4. no pasar de 100 km/h en carretera y aguantar 4000 rpm a esa velocidad
  5. un incremento en el consumo de combustible, aunque teniendo en cuenta que con 5 euros llenaba el depósito, tampoco suponía mayor problema
Finalmente conseguí llegar al ansiado hotel preguntándome qué más cosas podrían sucederme y si habría sido una buena idea el hacer este viaje.

DIA 3: Mada'in Saleh - Al Wajh
Hace tiempo ya conté la historia de los Nabateos y de las ruinas de Mada'in Saleh y el porqué de mi interés por visitar este yacimiento arqueológico. La forma más fácil de visitarlo es contactar con uno de los dos hoteles de Al Ula: el Arac Hotel Al-Ula o el Mada'in Saleh Hotel. Ambos organizan visitas guiadas pero únicamente para grupos y aquel día no había ningún grupo disponible al que poder unirme. Para visitar Mada'in Saleh es necesario solicitar un permiso a las autoridades locales con al menos dos semanas de antelación. Este permiso se puede solicitar en el Museo Histórico Nacional de Riad o bien a través de los anteriores hoteles.

Con el permiso amablemente gestionado por el hotel Arac, me dirigí a la entrada al yacimiento, que se encuentra a 22 kilómetros de Al-Ula. El vigilante de la entrada no hablaba inglés (para variar) y tras varios intentos de hacernos entender y de mostrarle todos los papeles de los que disponía me dejó pasar. El recorrido consiste en una carretera no asfaltada que te lleva por todos los puntos de interés, bastante diferente a Petra en el que debes ir preparado para andar durante todo el día. No puedo decir que sea más o menos espectacular porque es muy distinto, aunque he aquí unas pocas fotos para el que quiera comparar. Yo quedé bastante satisfecho de haber llegado hasta allí a pesar de las dificultades del camino.





A medio día emprendí camino de nuevo hacia la costa del Mar Rojo. Mi plan para los siguientes dos días era descansar disfrutando del Sol y de las playas sauditas. El tener la velocidad del vehículo limitada me permitió fijarme en el espectacular paisaje de montañas rocosas y desierto, además de los destartalados pueblos que aparecían en la carretera de vez en cuando. La conducción por aquellas carreteras me resultó mucho más fácil de lo que me esperaba ya que no me encontré a tanto saudita suicida como por las calles de Riad. Quitando la conducción bajos los efectos del alcohol como causa de accidente (aunque haberlos, haylos y si te pillan en ese caso y no has fallecido en el accidente ya puedes prepararte a pasar el resto de tus días en la cárcel), las dos causas principales de accidentes de tráfico en Arabia son la ya mencionada tendencia al suicidio de algunos jóvenes sin otro objetivo en la vida y el cruce de camellos en la carretera, por lo que nunca debes distraer tu mirada de la carretera.











Sin mayores contratiempos llegué al pueblo costero de Al Wajh, contento de mis habilidades de conducción en cuarta.

DIA 4: Al Wajh, Umluj, Yanbu
Algo en mi visita a Mada'in Saleh tuvo que enfurecer a Alá porque ya desde el día anterior me envió nubes y fuertes vientos, que hicieron imposible pasar un agradable día en la playa. Además el Al Wajh Beach Hotel era mucho más cutre de lo que me esperaba y por si eso fuera poco, en muchos de los pueblos costeros de Arabia la playa es sinónimo de escombrero, así que no dudé en cancelar la segunda noche que esperaba quedarme en Al Wajh y volverme a Yanbu.

A mitad de camino paré en otro pueblo costero, Umluj, que también contaba con una zona de playa bastante amplia, aunque algo descuidada.

Mi aventura con el Chevrolet no pudo terminar sin antes conducir bajo una tormenta de arena, que básicamente es lo mismo que conducir con niebla. Para mi sorpresa, el saudita común se muestra bastante respetuoso al volante ante esta inclemencia y reduce la velocidad considerablemente, aspecto que aún no hemos aprendido en España cuando cae la niebla.


DIA 5: Yanbu - Riad
En Yanbu me alojé en el Radisson SAS, no hay nada como una cadena internacional para asegurar una buena calidad en las habitaciones y los servicios del hotel. El único inconveniente que encontré es el recurrente tema de la maldita segregación sexual, según el cual la piscina y gimnasio estaban reservados para mujeres por la mañanas y para hombres por la tardes.

La localidad de Yanbu constituye la segunda ciudad de industrial de todo el país, con una inmensa planta petro química visible a kilómetros de distancia. Una enorme urbanización de casas unifamiliares ha sido construida a su alrededor al estilo de vida americano, donde se alojan los cientos de expatriados que trabajan en la central. Esta zona se conoce con el nombre de Royal Commision y cuenta con una zona de playa que, lástima, ¡es de uso exclusivo para familias!

El concepto de ir a la playa para una familia saudita es el mismo que el de pasar un día de campo para nosotros, salvo que la mujer no se quita la abaya ni el hombre su thob blanco. Nadie se baña en el agua y la familia se limita a jugar, charlar, comer y sembrar la playa de desperdicios. Aunque la entrada al recinto no hubiera estado restringida "no familias", no creo que me hubiera atrevido a mostrar mis pectorales, tomar el Sol y bañarme en las cálidas aguas del Mar Rojo. Sin embargo, delante del hotel encontré una zona de costa con poca arena pero donde al menos sí pude cumplir mi objetivo de tomar el Sol y dedicar unas horas a la lectura, tras lo cual procedí al check-out en el hotel y di por teminadas mis mini vacaciones sauditas.

El vuelo de vuelta me permitió hacer algunas reflexiones sobre las aventuras vividas. El KSA tiene un potencial enorme para el turismo, kilómetros de costa, Sol todo el año, yacimientos arqueológicos impresionantes y muchos atractivos de interés cultural - sin mencionar las ciudades de Meca y Medina, totalmente prohibidas para no musulmantes. Bajo cualquier otra cultura y bajo cualquier otro gobierno (con menos restricciones y más abierto al mundo) la costa del Mar Rojo ya se hubiera poblado de cientos de resorts de lujo al borde de aguas azul turquesa. Mucho tienen que cambiar las cosas para que llegue ese día, que estoy seguro que llegará cuando el dinero deje de brotar del suelo.

Hoy por hoy se puede decir que KSA es un país hostil para el turista occidental más allá del confort de algunos hoteles y resorts que las cadenas internacionales han construido en las principales ciudades (Riad, Jeddah, Damman, Hofuf).

Aún así me quedo con un buen sabor de boca de este viaje sobre todo por haber tenido la oportunidad de bucear en el que para muchos es el mejor sitio de buceo del mundo y por haber podido visitar Mada'in Saleh, patrimonio de la Unesco desde 2008.

lunes, 16 de febrero de 2009

Passport Control

En 1930, el Rey Abdul Aziz bin Saud, fundador del KSA tal y como lo conocemos hoy en día pronunció estas palabras:

"Mi Reino sobrevivirá sólo en la medida en que permanezca como un país de difícil acceso, donde el extranjero no tendrá otro objetivo que cumplir su tarea y salir del país".

Ahí queda eso, se puede decir más alto pero no más claro. Han pasado casi 80 años desde entonces y las cosas poco a poco van cambiando. Arabia es un país que funciona gracias a la mano de obra extranjera, pero aún así entrar al país no sólo requiere semanas y dosis de paciencia para conseguir un Visado, sino también vivir la aventura de pasar el control de pasaportes en el aeropuerto.

El principal aeropuerto de Riad es el King Khaled International Airport. Cada vez que aterrizo me preparo para la aventura de pasar el control de pasaportes. Esta tarea puede llevar dos minutos o más de media hora, dependiendo de la suerte y de lo hábil que te muestres a la hora de moverte por las colas de los puestos de la policía. A continuación, una serie de recomendaciones para futuros viajeros.

Habitualmente encontrarás tres tipos de filas:
  1. la fila express para poseedores de pasaportes de los países del Golfo
  2. las filas para occidentales y otros hombres de bien
  3. las filas para indios, pakis y otros trabajadores de Bangladesh, Sri Lanka, etc.

Evita a toda costa situarte en las colas en las que predominan indios y pakis por dos motivos: el policía tarda mucho más tiempo en estampar el sello y las filas, aunque puedan parecer de la misma longitud, en realidad están formadas por el doble de personas ya que los indios y pakis no dejan ningún espacio entre ellos, es decir que el pecho de uno toca la espalda del de delante y la fila se transforma en un 'trenecito' capaz de revolverle las tripas a cualquiera.

En segundo lugar, procura situarte cerca de la fila express, ya que en cuanto los árabes terminan de pasar seguramente el policía deje a los de la fila de al lado utilizar ese puesto. Valora también el ponerte en alguna fila en la que haya familias o mujeres y niños ya que los policías suelen sacarles de la fila y colarles directamente en algún puesto de control libre.

Y sobre todo, lo más importante: una vez elegida tu fila inicial mantente alerta, no bajes la guardia, valora continuamente cada una de las otras filas y no pierdas de vista al poli que estampa sellos en tu fila, en cualquier momento se puede levantar para irse a rezar o a tomar un te y nadie le sustituirá durante veinte minutos. No dudes en cambiar de fila rápidamente si las condiciones lo aconsejan. No temas a las leyes de Murphy.

Finalmente consigues llegar al puesto de control y entonces tienes que entregar tu pasaporte con el visado y una cartulina que has tenido que rellenar en el avión (si estabas dormido y no has rellenado la cartulina en el avión siempre puedes coger una y rellenarla en el mismo aeropuerto). En esta cartulina básicamente tienes que repetir los mismos datos que figuran en tu visado: datos personales, religión y empresa que te invita a visitar el país. La casilla de la Religión yo la relleno con una cosa u otra dependiendo de lo católico que me encuentre ese día. En todas las ocasiones que he pasado por el control de pasaportes, el policía de turno nunca ha mirado la cartulina y se limita a comprobar el visado y ponerte el sello, pero hay una cosa que impresiona en la cartulina. En letras rojas y bien a la vista aparece el siguiente mensaje: "MUERTE por Tráfico de Drogas".

domingo, 15 de febrero de 2009

Omán

El Sultanato de Omán es el estado que se encuentra en el extremo este de la península arábica, limitando con Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y Yemen. Como tantos otros estados de la zona, su historia se resume en siglos de luchas entre poderosas familias, conquistas y reconquistas. En 1891 el Sultanato se convirtió en protectorado británico, ganando su independencia en 1951. Finalmente, en 1970 Qaboos bin Said derroca a su padre y establece el Sultanato de Omán.

El viaje desde Riad hasta Muscat (Mascate en castellano, pero me suena tan raro que no utilizaré este nombre) lleva dos horas y quince minutos. La compañía Oman Air ofrece vuelos los Martes y Sábados de cada semana. En el mismo aeropuerto se puede adquirir el visado por el módico precio de quince euros, aunque yo lo saqué por unos doce euros al cambio pagando con divisa saudita, es decir, que aplican el cambio que les da la gana.

La capital del país es una pequeña ciudad de barrios desperdigados por toda la costa. Su centro administrativo se encuentra en una bonita zona muy cuidada, llena de jardines y rodeada de dos fortalezas.











A poca distancia del centro administrativo se encuentra el principal núcleo de la ciudad, Matra, que cuenta con un importante puerto y que es visitado por numerosos turistas para recorrer las callejuelas de su mercadillo tradicional (el 'souk').

A las afueras de la ciudad se encuentra la reciente Gran Mezquita del Sultán Qaboos, una visita obligada para contemplar la grandiosidad del edificio, que se puede visitar la mayoría de los días. Eso sí, conviene recordar que las mujeres deben llevar pañuelo atado a la cabeza y que tanto hombres como mujeres no pueden llevar pantalones cortos ni hombros al aire.

Tras este breve resumen vale decir que basta un solo día para visitar los principales atractivos de la capital omanita. Lo más interesante del país se encuentra a cientos de kilómetros en el desierto o bien a lo largo de los kilómetros de costa que rodean el país.

Empezando por el desierto, el fin de semana aprovechamos para hacer una escapada al campamento de Wahiba Sands, que a unos 300 km de la capital te ofrece la posibilidad de pasar una noche en una choza en el desierto, rodeado de dunas de fina arena y disfrutando del silencio, del cielo estrellado y una cena + música + shisha en la jaima. Conviene aprovechar la oportunidad para alquilar los servicios de un conductor profesional que durante 30 minutos te puede dar una vuelta a toda velocidad por las dunas del desierto en un destartalado 4x4, con subidas y bajadas por las dunas que te harán que intentes agarrarte al asiento como mejor puedas.

Otra de las visitas obligadas en Omán es adentrarse en uno de los numerosos Wadis, que es como se conoce a los barrancos escavados en la roca por ríos que se encuentran secos en la mayor parte del año y que arrastran grandes riadas en las pocas ocasiones en las que la lluvia hace acto de presencia. Algunos de estos Wadis cuentan con agua más frecuentemente y una especie de oasis puede ser visitardo en cualquier época del año.


Además de todos los paisajes que contemplamos, lo mejor de mi viaje a Omán fue el curso de submarinismo que realicé junto con mis amigos, la verdad es que he descubierto una actividad de lo más apasionante. Da la casualidad que nuestro profesor era un saudita que a los 20 años emigró a Omán para poder vivir con más libertad y prosperidad. Como ya nos habíamos empollado toda la teoría, el curso se organizó en tres días con las siguientes prácticas:
primer día en piscina, aprendiendo a manejar y comprobar el equipo, a moverte por el agua y a realizar maniobras básicas
segundo día en la playa, bajando hasta los doce metros de profundidad
el tercer día nos llevaron en un bote a un islote donde bajamos hasta los quince metros de profundidad

Durante los dos días que estuvimos en el mar, además de seguir practicando ejercicios como limpiarte las gafas, quitarte y ponerte tu chaleco o tus pesos, simular que te quedas sin aire en la botella y respirar con la botella de tu compañero o practicar la subida a superficie, también tuvimos la oportunidad de observar la flora y fauna local, entre las que destacan:
  1. los innumerables erizos de mar que hicieron que tuviésemos que mirar el suelo con mil ojos antes de aposentarnos en el fondo marino
  2. cientos de peces de distintos colores, tamaños y formas
  3. unas cuantas morenas que nos miraban con cara de miedo mientras enseñaban sus afilados dientes
  4. una raya camuflada en el fondo del mar que salió pitando al notar nuestra presencia
  5. un banco de pequeñas barracudas
Una pena que el profesor olvidara llevarse la cámara subacuática el último día. Desde luego, tendré que continuar con mi formación como submarinista y tal y como el profe me recomendó, no puedo dejar pasar la oportunidad para bucear en el Mar Rojo, que es para muchos el mejor lugar del mundo para la práctica de esta actividad.

lunes, 9 de febrero de 2009

PADI Open Water

Esta tarde me voy a Muscat (capital del Sultanato de Omán) para visitar a un amigo que lleva unos meses trabajando allí, llamémosle Mr.Green para mantener su anonimato. Además de conocer el pais y la ciudad, la idea es introducirme en el mundo del submarinismo de la mano de PADI.

PADI es la mayor organización mundial dedicada a la enseñanza y organización de cursos y viajes de submarinismo. El primer curso del currículum de todo submarinista es el "PADI Open Water", que consiste en tres o cuatro clases con un instructor certificado en el que aprendes las nociones básicas para manejar todos los elementos del equipo, realizas las primeras inmersiones en una piscina o en la playa y luego terminas con una salida a mar abierto bajando hasta 18 metros. Tras superar el curso, te certificas como "Open Water Diver", lo que te cualifica para bucear hasta 18 metros de profundidad en cualquier lugar del mundo.

Antes de empezar con el curso ya he tenido que estudiarme la teoría y la verdad es que he aprendido muchas curiosidades sobre el mundo subacuático. Básicamente, en este primer curso debes ser consciente de unas pocas cosas:
  1. Cada diez metros que bajes bajo el agua la presión aumenta el doble (a 20 metros, el triple y así sucesivamente), con lo cual llenas tus pulmones con el doble de aire para compensar la diferencia. Esto se hace respirando normalmente sin que te des cuenta.
  2. Cuando subes la presión se reduce y tus pulmones deben almacenar menos aire o de lo contrario se hincharían como un globo hasta reventar, lo cual no es muy recomendable para tu salud. Moraleja: respira siempre profunda y pausadamente, nunca aguantes la respiración aunque un tiburón se acerque con cara de pocos amigos.
  3. El tema de la presión también afecta a los oídos pero es muy fácil compensar esta diferencia tapándote la nariz e intentando exhalar o inhalar aire.
  4. El aire en superficie y el de tu botella es básicamente un 21% de oxígeno y un 79% de nitrógeno. Cuando bajas tu cuerpo acumula nitrógeno y si subes muy rápido tu cuerpo podría producir burbujas que pasen a tu sangre, lo cual tampoco es muy recomendable para tu salud.
  5. Para evitar lo de las burbujas tu cuerpo necesita un tiempo para ir eliminando el nitrógeno de forma natural (es lo que se llama descompresión) así que lo único que tienes que hacer es subir a un ritmo lento y hacer una parada a cinco metros si has estado buceando mucho tiempo o muy profundo

Aunque parezca otra cosa, el submarinismo es un deporte muy seguro y sólo tienes que ser consciente de las normas a seguir. Entre ellas, la más importante es: respira y nunca entres en pánico.

sábado, 7 de febrero de 2009

Petra

El 7 de Julio de 2007 (07/07/07), la ciudad de Petra fue elegida entre las Siete Nuevas Maravillas del Mundo, lista que fue votada por más de 100 millones de internautas de todo el mundo.

Petra se encuentra a unos 300 km de Ammán, así que si partes de esta ciudad básicamente tienes tres opciones para llegar:
  • ir en un tour organizado previamente o contratado en tu hotel, que suele costar unos 150 Jedis de media
  • alquilar un coche (más de 50 Jedis) y aventurarte a conducir hasta Petra, pero teniendo en cuenta que las normas de circulación no existen en Jordania, que los carriles son invisibles a la mayoría de los conductores (eso si hay suerte y están pintados) y que las señales escasean o están en árabe, pues hay que tenerlos muy buen puestos para optar por esta alternativa
  • ir en autobús, que tarda más de tres horas pero es el medio más económico y conveniente

JETT opera un autobús diario que sale a las 06:30 de Ammán y llega antes de las 10:00 directamente al Centro de Visitantes de Petra, con una parada intermedia para comprar algo de beber o algún recuerdo a precios de turista. Si el autobús está lleno no tienes posibilidad de coger otro, así que se recomienda comprar el billete el día de antes por si las moscas (para más información sobre cómo llegar a la oficina en Ammán, ver mi anterior entrada). El autobús parte de vuelta a Ammán a las 16:00, así que en definitiva te deja seis horas para patear la ciudad, a menos que decidas hospedarte en uno de los hoteles de la ciudad y pasar dos días en Petra. El billete de ida y vuelta cuesta 13.50 Jedis.

La entrada a Petra se adquiere en el Centro de Visitantes y cuesta 21 Jedis, allí mismo puedes coger un pequeño plano de la ciudad con todos los puntos de interés. Antes de comenzar el camino, se pasa por delante de algunos puestos donde comprar comida, bebida y recuerdos a precios de turista. Dentro de la ciudad también hay restaurantes y otros puestos de comida y bebida, pero si quieres ahorrar un dinero no es mala idea llevar lo necesario antes de llegar allí. Sobre todo, ten en cuenta llevar mucha agua ya que en Petra hace mucho calor y el Sol pega de lo lindo. De entre todos los puestos llama la atención una tienda dedicada a recuerdos de Indiana Jones y la Última Cruzada.










A lo largo de todo el camino habrá multitud de gente ofreciéndose como guías. También cabe la posibilidad de alquilar un caballo que te lleve a la entrada del Siq o un burro desde allí hasta el Tesoro. Personalmente no recomiendo ninguna de estas opciones y menos a la ida que es todo bajada.

El Siq es una garganta de 1.5 kilómetros de longitud entre dos paredes casi verticales verdaderamente espectacular. Los nabateos construyeron un canal para transportar agua a la ciudad a lo largo de todo este recorrido. La belleza de las formaciones rocosas y de los colores de la piedra son verdaderamente espectaculares. Cuando aún no has terminado de digerir todo eso, de repente la construcción más conocida de Petra se empieza a vislumbrar entre las paredes de roca: se trata del Tesoro, una fachada esculpida en piedra y utilizada como monumento funerario para los Reyes nabateos. El interior únicamente alberga unas habitaciones sin decoración alguna, ni rastro del Santo Grial ni nada de lo que aparece en la peli de Indiana Jones.






















Tras un rato de contemplación de esta edificación intentando imaginar el esfuerzo de cavar esta fachada en la roca, el camino sigue a la derecha y las montañas empiezan a abrirse poco mientras otros monumentos funerarios y construcciones se suceden sin descanso.

De entre ellos destaca por su espectacularidad el anfiteatro, que se encuentra también excavado en la montaña casi en su totalidad.

Una visita a Petra no puede terminar sin una dura caminata de más de una hora subiendo por la ladera de una montaña hasta alcanzar la segunda construcción más famosa de esta ciudad: el Monasterio. Se trata de otra fachada menos menos ornamentada pero con mayores dimensiones que el Tesoro. Su nombre proviene de su utilización como iglesia durante el dominio bizantino.

Jordania, Amman

En 1946 el Reino Hachemita de Jordania nació tras medio siglo de luchas de poder entre Reino Unido, Francia y varios países, monarquías y poderosas familias árabes. El nombre de Hachemita viene del príncipe gobernate de aquella época, Abdalá I. Los Hachemí es el nombre que se da a un linaje árabe que procede de los hijos de Hashim, uno de los clanes de la tribu a la que pertenecía Mahoma. Actualmente Jordania es el último Reino Hachemí que queda en pie (en otra época lo fueron también Siria e Irak) y es un ejemplo de estabilidad política en Oriente Medio.

Su capital, la ciudad de Ammán, se asienta sobre algunos de los restos arqueológicos más antiguos de la Humanidad, se han encontrado restos que se remontan a 6500 años A.C. La ciudad estuvo bajo los dominios de diversos pueblos, entre ellos los nabateos, los asirios, los persas y los griegos, que la llamaron Filadelfia (como el queso), hasta que finalmente fue anexada al Imperio Romano en el siglo I A.C.

El principal aeropuerto de Ammán se encuentra a 35 km al sur de la ciudad. Existen autobuses que parten cada hora pero como mi vuelo llegaba tarde cogí un taxi que en 40 minutos me dejó cerca de la estación de autobuses Abdalí. Al contrario de lo que he encontrado en los países del Golfo, por allí el nivel de inglés de la población en general no es tan bueno y me resultó difícil hacerme entender con el taxista. La tarifa desde el aeropuerto es fija y varía entre los 18 y los 25 Jedis dependiendo de la zona de la ciudad. Sí, cuando pregunté el precio mi primer pensamiento fue intentar adivinar qué relación podía tener La Guerra de las Galaxias y El Retorno del Jedi con los precios de los taxis jordanos, pero es que allí al "Jordan Dinnar" (JD) lo llaman Jedi.

Mi primera misión fue localizar la oficina de la compañía de autobuses JETT, de la cual me había informado previamente para poder ir a Petra al día siguiente (gracias al blog de Lubna Takruri). Rápidamente me di cuenta de lo fácil que es perderse en Ammán, ya que mi primer intento resultó ser en dirección contraria. El truco desde la estación de Abdalí es subir por la calle dejando la oficina de correos a la derecha y la mezquita del Rey Abdulá a la izquierda. Tras unos 500 metros encontrarás la oficina de JETT (+96265664146). Llegué diez minutos antes de que la cerraran (21:00), así que pude comprar el billete para el día siguiente y dirigirme tranquilamente a buscar mi hotel. Fue un esfuerzo innecesario por otra parte ya que al final sólo fuimos seis viajeros en un autobús de cincuenta plazas, pero al menos me sirvió para saber cómo localizar la oficina.

Mi segundo error fue el pensar que sería posible ir de una colina a otra de Ammán callejeando. Dicen que Ammán es una ciudad levantada sobre varias colinas pero es mentira: colinas es lo que hay en Roma, en Ammán lo que te encuentras son montañas. Después de tener que volver sobre mis pasos varias veces, no me quedó más remedio que seguir por las calles principales rodeando las montañas. Además, éstas se encuentran completamente agujereadas por túneles para que los coches puedan moverse mínimamente por esta parte de la ciudad, creo que Gallardón se lo pasaría como un niño pequeño en una juguetería en esta ciudad. Encontrar un mapa de Ammán fue verdaderamente difícil en los días previos, así que recomiendo a futuros viajeros imprimirse una vista de satélite del Google Maps y éste otro mapa que os enlazo aquí.

Ammán se puede dividir en dos partes completamente distintas. La zona antigua se situa al Este y es donde se encuentran la mayoría de los restos arqueológicos y las mayores cuestas. Esta zona es auténticamente árabe, es la primera vez desde que estoy por el Middle East que puedo decir esto, a diferencia de los países del Golfo, donde la inmigración de la India, Pakistán, Bangladesh, Sri Lanka y otros países asiáticos ha sido desproporcionada. Ammán también ha sufrido dos grandes migraciones: la proveniente de Palestina durante decenas de años de conflicto con Israel y la proveniente de Irak tras la guerra del Golfo. Es en aquella zona de la ciudad donde estas comunidades viven acinadas en casas medio derruidas y callejuelas oscuras.

Los restos arqueólogicos de mayor importancia son el Anfiteatro Romano y la Ciudadela:






















También son dignas de visitar las mezquitas del Rey Hussein y del Rey Abdulá:













La zona nueva de la ciudad es mucho más fácil para el caminante, aunque se extiende por largas avenidas. Aquí casi no notas la diferencia con una ciudad europea, la gente viste al estilo occidental y hasta pude ver alguna minifalda. Si viajas solo es muy recomendable coger el Amman City Tour, que por diez Jedis te puedes subir y bajar en cualquiera de sus paradas las veces que quieras. Si vas en grupo al final te sale más rentable coger taxis, que son realmente baratos y los hay por todas partes.

Viaje a Jordania

Fin de semana memorable en Jordania incluyendo visita a la espectacular ciudad de Petra. Tengo mucho que contar y muchas fotos que compartir, así que intentaré organizar unas cuentas entradas durante los próximos días.

El viaje comenzó con cierta tensión, mi vuelo a la capital de Jordania (Ammán) salía a las 18:00 de Riad, así que salí escopetado desde la oficina minutos antes de las cuatro de la tarde. Cuando mi conductor estaba a punto de entrar a la única autopista que une la ciudad con el aeropuerto, un coche de policía se cruza peligrosamente delante de nosotros y corta el acceso a la autopista. Tras hablar con mi conductor, nos enteramos de que la autopista estará cerrada durante un tiempo indeterminado, el poli no sabe si serán cinco minutos o una hora y no nos da más detalles, pero enseguida nos damos cuenta de que sólo puede haber una razón para esto: la familia Real se desplaza desde su Palacio a las afueras de la ciudad hasta la Terminal Real del Aeropuerto Internacional de Riad. El dispositivo de seguridad ha sido activado.

Mi conductor intenta buscar alternativas, callejea por varios barrios de la ciudad, cruza calles y caminos a toda velocidad sacándole partido a la tracción del 4x4. El resultado es siempre el mismo: todas los accesos a la autopista se encuentran cortados por la policía, de hecho ya no circula ningún coche por la misma. Armados de paciencia nos paramos a esperar y al poco aparece la comitiva: decenas de coches de policía y camuflados, varios autobuses con lunas tintadas y ¡tres helicópteros escoltando! A los cinco minutos del paso de la comitiva Real, la autopista vuelve a abrirse y los coches retenidos continúan en dirección al aeropuerto. Al final "sólo" hubo un corte de media hora en la autopista, por lo que llegué con tiempo suficiente al aeropuerto.

Royal Jordanian es la aerolínea jordana de la alianza One World que une Riad y Ammán en dos horas y quince minutos. Hasta donde mi memoria alcanza, puedo decir sin lugar a dudas que Royal Jordanian ha sido la mejor compañía aérea con la que he volado, y eso que a ojo de buen cubero habré cogido entre 150 y 200 vuelos en toda mi vida. Se trata de una compañía moderna con servicio al cliente como los de antes: aviones modernos, limpios y bien equipados, comida de calidad Business en un vuelo Economy de dos horas, azafatas guapas y amables, check-in y embarque rápido y eficiente. En definitiva, todo son cosas positivas... ¡pero si hasta te puedes pedir una cerveza en espacio aéreo saudita como si voláramos con Lufthansa! (no como con mi último vuelo con Air France, en el que nada más sobrevolar la frontera con KSA, el sobrecargo anuncia que a partir de ese momento no se servirán más bebidas alcohólicas).

Para rematar el excelente servicio, resulta que cuando compré el billete por internet respondí a esa pregunta que suelen poner las compañías aéreas únicamente para quedar bien: "¿Desea algún tipo de comida especial en este vuelo?" Yo ni me acordaba ya qué respondí y además la azafata me pilló de sorpresa cuando se acercó con una bandeja para preguntarme si había solicitado comida especial, así que me hice el sueco y pedí la bandeja normal.

El vuelo de vuelta fue incluso mejor. En primer lugar Royal Jordanian dispone de una terminal en el centro de la ciudad de Ammán, donde puedes facturar tu equipaje y recoger tu tarjeta de embarque y luego ir tranquilamente por tu cuenta al aeropuerto o bien coger un autobús que sale desde esa misma terminal. Además, el avión que cogí a la vuelta era un flamante y nuevo Airbus 321, con un 5% más de velocidad de crucero que la mayoría de aviones comerciales, con todo el espacio que necesitas para tus piernas y equipaje de mano y con pantalla de televisión en el asiento, donde puedes disfrutar de documentales, vídeos musicales o del diario con los datos de vuelo y una brújula que te indica la dirección en la que se encuentra la Meca.

Esto de la brújula me recuerda otra ocasión en la que un saudita se puso a rezar en el asiento de al lado. Afortunadamente en el avión no necesitan extender la alfombrilla y ponerse en dirección a la Meca, supongo que los que escribieron el Corán no pudieron imaginar el procedimiento a utilizar durante los vuelos en avión. Lo curioso es que aunque estén volando, tienen que intentar adivinar la posición relativa del Sol con respecto a la tierra en el lugar en que está sobrevolando el avión - esto es sólo para musulmanes realmente profesionales, no lo intentes si te acabas de convertir. De hecho, el saudita que me acompañaba en el viaje en aquella ocasión tuvo un error de cálculo ya que después del rezo preceptivo de puesta de Sol, un tipo al otro lado del avión subió la persianilla y entonces los últimos rayos de Sol entraron por la ventanilla. El saudita farfulló algo, espero cinco minutos a que el Sol se pusiera de verdad y luego repitió su rezo.

lunes, 2 de febrero de 2009

Hable con ella

Hoy me ha pasado una de esas cosas que aunque te han contado o has leído en otros blogs, hasta que no te ocurre a ti no llegas a darte de cuenta de hasta donde llegan aquí algunas restricciones.

Resulta que estaba esta tarde haciendo la compra en un supermercado Tamimi, que es una especie de "Ahorra Más" en versión saudita, pero que está muy bien porque puedo encontrar más variedad que en el cutre-supermercado del compound. El caso es que estaba allí en la sección de zumos cuando una mujer saudita, se acerca sigilosamente a dos metros de mí. La mujer, obviamente, llevaba puesta la indumentaria habitual, así que mi sexto sentido arácnido me hizo deducir a través de su mirada que debía tener entre 45 y 55 años.

Así que en esto que se dirige a mí y me dice: "Hi"

Evidentemente, yo que ya me había empapado de las costumbres locales antes de poner pies en tierras árabes no hice caso alguno a aquel saludo y seguí comparando los tetra-bricks de zumos.

La mujer no se da por vencida e insiste: "Hi, please tell me something", "Please, speak to me", "Hi", "Hello"...

Por supuesto sigo comparando zumos como si la abaya de aquella mujer tuviera las mismas capacidades que un traje de invisibilidad. Rápidamente elegí mi zumo (de pomelo en esta ocasión) y me fui a otra zona del supermercado.

Cuál fue mi sorpresa cuando estaba esperando a mi compañero de curro tras haber pasado por las cajas, y en esto que la señora pasa por delante junto con su marido con la compra terminada y me dedica una triste mirada mientras se alejan para subir a su todoterreno, supongo que con destino a su casa, o más bien a su prisión. Experiencia conmovedora.

domingo, 1 de febrero de 2009

Detalles de Apu

Unos días en Madrid y ya casi había olvidado esos pequeños detalles de vivir con mi compañero indio con el que comparto proyecto y casa, sigámosle llamando Apu para mantenerle en el anonimato. Seguiré utilizando este blog para dar rienda suelta a las frustraciones que provoca mi convivencia.

Así que paso a enumerar algunas de las cosas que hacen de mi vida en Riad todo un reto:
  1. Supongo que el tipo de alimentación basado en verduras, curry y especias produce una cantidad ingente de gases que, afortunadamente, escapan por las vías respiratorias únicamente. Si hay suerte, Apu te deja un eructo cuando menos te lo esperas acompañado de un "Excuse Me". Si no hay suerte, te suelta el eructo y se queda tan pancho.
  2. No sólo tengo que aguantar el "lluvia de estrellas" versión Bolliwood en la tele cada día, ahora se ha aficionado a poner vídeos de gente saltando y cantando de alegría que obtiene de youtube. Como la canción le guste, se anima a cantar él también.
  3. Para Apu, la operación de fregar los cacharros consiste en: abrir el grifo, poner el vaso, plato o cubierto bajo el chorro, restregar con la mano ligeramente y listo. Lo del Fairy parece que es un invento aún por descubrir.
  4. No es que me preocupe en exceso el ahorro de energía en KSA, de hecho es lo que menos preocupa a los sauditas que derrochan electricidad y gasolina a más no poder, pero es que Apu deja encendidas las luces de la casa a cualquier hora del día o de la noche. No sé si es que la oscuridad le da miedo o es que se sentirá más acompañado con las lámparas encendidas.
  5. Como en tantos otros países del mundo, es costumbre para los indios quitarse los zapatos nada más entrar por la puerta de casa. Hasta ahí bien, pero es que cada vez que abro la puerta me tengo que encontrar una colección de zapatos y calcetines sucios tirados por el suelo, y para muestra una foto (hoy ha habido suerte y sólo he pillado un par de calcetines pero normalmente hay una colección en su lugar)

ACTUALIZACIÓN 2 Febrero: nueva foto con dos calcetines sucios (el dato positivo es que parece que cambia de calcetines todos los días).
ACTUALIZACIÓN 3 Febrero: ya van tres calcetines sucios.